jueves, 17 de marzo de 2011


El cielo de nuestra noche era perfecto, estrellado
la brisa y el canto del mar, nuestro fondo.
Ahí estábamos los dos compartiendo el momento,
nos acariciamos, nos besamos con urgencia dando
paso a que nuestros cuerpos se fundieran en uno solo.
Las estrellas contemplaban el baile de nuestros cuerpos,
que en cada movimiento emitíamos una vibración
intensa, parecido a sus destellos en la negrura de la noche.
El mar con el vaivén de sus olas marcaba el ritmo de la danza
a veces muy intenso, otras suaves y tranquilo.
Fuiste único, tus manos dibujaron sobre mi piel caminos candentes,
tus besos con sabor a brisa marina, me llenaron de ti,
labios hambrientos de mi, labios exigentes de respuesta,
labios que saben doblegar mis sentidos, con solo tocarme.
Labios que besan sin cansarse.
Besos tan tuyos, tan tiernos de repente, tan apasionados
otras tantas, besos que me satisfacen.
Esa noche fue perfecta, me hiciste sentir al máximo,
calmaste mi sed de amar, pero a la vez me haces querer
sentir más, de imaginar como será la siguiente noche
en tus brazos...
Afrodita

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